HOY LOS QUE SENTIMOS LA PATRIA HASTA EL ALMA RECÓNDITA DE LAS VIDAS PASADAS Y POR VENIR,.. Conmemoramos y CELEBRAMOS este #5DeJulio La Firma del Acta de Independencia
El 5 de julio de 1811 se firmó el acta de la independencia, este día
comenzamos a caminar de pie y no más de rodillas. Por medio de este documento
"Acta de declaración de la independencia", Venezuela se separa de
España; y la sociedad patriótica integrada por Nuestro Luvertador #SimónBolívar
y el Generalísimo #FranciscoDeMiranda
se proyectan como pioneros en el impulso de la separación de Venezuela de la
corona española, dándose hoy la SOBERANÍA e INDEPENDENCIA que nos hace una
nación libre de cualquier imposición extranjera, NUESTRO DEBER, será defender y
garantizar que tanto esfuerzo, tanta sangre jamás sea en vano ni traicionado el
ideal de Patria, de unidad, y solidaridad integracionista.
El Acta de la Independencia de Venezuela es un documento redactado y
firmado desde el 5 de julio de 1811, en el que representantes de siete de las
diez provincias pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en
Sudamérica, reunidas en la capilla Santa Rosa de Lima de la ciudad de Caracas.
declararon el 5 de julio su independencia de la Corona de España, estableciendo
una nueva nación basada en principios republicanos y federales, aboliendo para
siempre la Monarquía bajo los valores de la igualdad de los individuos, la
libertad de expresión y la prohibición de la censura. Consagra el principio
constitucional y se opone radicalmente a las prácticas políticas, culturales y
sociales que habían existido durante trescientos años en la América española.
La Declaración es notable por ser el primer caso de una Colonia española de
América que declara su independencia absoluta.
La nueva nación que esta declaración proclamó sería la Confederación
Americana de Venezuela, posteriormente con la promulgación de la Constitución
Federal de 1811 oficializaría el nombre de la nación como Estados de Venezuela.
Fue elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, ratificada por el
Congreso el 7 de julio de 1811, y pasada al libro de Actas el 17 de agosto de
1811, en Caracas.
Cada 5 de julio se celebra como el Día de la Independencia de Venezuela.
El Libro de Actas original del primer Congreso de Venezuela que contiene la
Declaración se encuentra en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo,
en Caracas.
#CONTENIDO
#ActaDeLaIndependencia
En el nombre de Dios Todopoderoso, nosotros, los representantes de las
Provincias Unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y
Trujillo, que forman la Confederación Americana de Venezuela en el continente
meridional, reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión
de nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de abril
de 1810, en consecuencia de la jornada de Bayona y la ocupación del trono
español por la conquista y sucesión de otra nueva dinastía constituida sin
nuestro consentimiento, queremos, antes de usar de los derechos de que nos tuvo
privados la fuerza, por más de tres siglos, y nos ha restituido el orden
político de los acontecimientos humanos, patentizar al universo las razones que
han emanado de estos mismos acontecimientos y autorizan el libre uso que vamos
a hacer de nuestra soberanía.
No queremos, sin embargo, empezar alegando los derechos que tiene todo
país conquistado, para recuperar su estado de propiedad e independencia; olvidamos
generosamente la larga serie de males, agravios y privaciones que el derecho
funesto de conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de
los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países, hechos de peor
condición, por la misma razón que debía favorecerlos; y corriendo un velo sobre
los trescientos años de dominación española en América, sólo presentaremos los
hechos auténticos y notorios que han debido desprender y han desprendido de
derecho a un mundo de otro, en el trastorno, desorden y conquista que tiene ya
disuelta la nación española.
Este desorden ha aumentado los males de la América, inutilizándole los
recursos y reclamaciones, y autorizando la impunidad de los gobernantes de
España para insultar y oprimir esta parte de la nación, dejándola sin el amparo
y garantía de las leyes.
Es contrario al orden, imposible al gobierno de España, y funesto a la
América, el que, teniendo ésta un territorio infinitamente más extenso, y una
población incomparablemente más numerosa, dependa y esté sujeta a un ángulo
peninsular del continente europeo.
Las sesiones y abdicaciones de Bayona, las jornadas del Escorial y de
Aranjuez, y las órdenes del lugarteniente duque de Berg, a la América, debieron
poner en uso los derechos que hasta entonces habían sacrificado los americanos
a la unidad e integridad de la nación española.
Venezuela, antes que nadie, reconoció y conservó generosamente esta
integridad por no abandonar la causa de sus hermanos, mientras tuvo la menor
apariencia de salvación.
América volvió a existir de nuevo, desde que pudo y debió tomar a su
cargo su suerte y conservación; como España pudo reconocer, o no, los derechos
de un rey que había apreciado más su existencia que la dignidad de la nación
que gobernaba.
Cuantos Borbones concurrieron a las inválidas estipulaciones de Bayona,
abandonando el territorio español, contra la voluntad de los pueblos, faltaron,
despreciaron y hollaron el deber sagrado que contrajeron con los españoles de
ambos mundos, cuando, con su sangre y sus tesoros, los colocaron en el bono a
despecho de la Casa de Austria; por esta conducta quedaron inhábiles e
incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de
esclavos.
Los intrusos gobiernos que se abrogaron la representación nacional
aprovecharon pérfidamente las disposiciones que la buena fe, la distancia, la
opresión y la ignorancia daban a los americanos contra la nueva dinastía que se
introdujo en España por la fuerza; y contra sus mismos principios, sostuvieron
entre nosotros la ilusión a favor de Fernando, para devorarnos y vejarnos
impunemente cuando más nos prometían la libertad, la igualdad y la fraternidad,
en discursos pomposos y frases estudiadas, para encubrir el lazo de una
representación amañada, inútil y degradante.
Luego que se disolvieron, sustituyeron y destruyeron entre sí las varias
formas de gobierno de España, y que la ley imperiosa de la necesidad dictó a
Venezuela el conservarse a sí misma para ventilar y conservar los derechos de
su rey y ofrecer un asilo a sus hermanos de Europa contra los males que les
amenazaban, se desconoció toda su anterior conducta, se variaron los
principios, y se llamó insurrección, perfidia e ingratitud, a lo mismo que
sirvió de norma a los gobiernos de España, porque ya se les cerraba la puerta
al monopolio de administración que querían perpetuar a nombre de un rey
imaginario.
A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra
generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad
de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos
bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra
otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus
auxilios para oprimirnos.
Sin hacer el menor aprecio de nuestras razones, sin presentarlas al
imparcial juicio del mundo, y sin otros jueces que nuestros enemigos, se nos
condena a una dolorosa incomunicación con nuestros hermanos; y para añadir el
desprecio a la calumnia se nos nombran apoderados, contra nuestra expresa
voluntad, para que en sus Cortes dispongan arbitrariamente de nuestros
intereses bajo el influjo y la fuerza de nuestros enemigos.
Para sofocar y anonadar los efectos de nuestra representación, cuando se
vieron obligados a concedérnosla, nos sometieron a una tarifa mezquina y
diminuta y sujetaron a la voz pasiva de los ayuntamientos, degradados por el
despotismo de los gobernadores, la forma de la elección; lo que era un insulto
a nuestra sencillez y buena fe, más bien que una consideración a nuestra
incontestable importancia política.
Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los
gobiernos de España desacreditar todos nuestros esfuerzos declarando criminales
y sellando con la infamia, el cadalso y la confiscación, todas las tentativas
que, en diversas épocas, han hecho algunos americanos para la felicidad de su
país, como lo fue la que últimamente nos dictó la propia seguridad, para no ser
envueltos en el desorden que presentíamos, y conducidos a la horrorosa suerte
que vamos ya a apartar de nosotros para siempre; con esta atroz política, han
logrado hacer a nuestros hermanos insensibles a nuestras desgracias, armarlos
contra nosotros, borrar de ellos las dulces impresiones de la amistad y de la
consanguinidad, y convertir en enemigos una parte de nuestra gran familia.
Cuando nosotros, fieles a nuestras promesas, sacrificábamos nuestra
seguridad y dignidad civil por no abandonar los derechos que generosamente
conservamos a Fernando de Borbón, hemos visto que a las relaciones de la fuerza
que le ligaban con el Emperador de los franceses ha añadido los vínculos de
sangre y amistad, por lo que hasta los gobiernos de España han declarado ya su
resolución de no reconocerle sino condicionalmente.
En esta dolorosa alternativa hemos permanecido tres años en una
indecisión y ambigüedad política, tan funesta y peligrosa, que ella sola
bastaría a autorizar la resolución que la fe de nuestras promesas y los
vínculos de la fraternidad nos habían hecho diferir; hasta que la necesidad nos
ha obligado a ir más allá de lo que nos propusimos, impelidos por la conducta
hostil y desnaturalizada de los gobiernos de España, que nos ha relevado del
juramento condicional con que hemos sido llamados a la augusta representación
que ejercemos.
Mas nosotros, que nos gloriamos de fundar nuestro proceder en mejores
principios, y que no queremos establecer nuestra felicidad sobre la desgracia
de nuestros semejantes, miramos y declaramos como amigos nuestros, compañeros
de nuestra suerte, y participes de nuestra felicidad, a los que, unidos con
nosotros por los vínculos de la sangre, la lengua y la religión, han sufrido
los mismos males en el anterior orden; siempre que, reconociendo nuestra
absoluta independencia de él y de toda otra dominación extraña, nos ayuden a
sostenerla con su vida, su fortuna y su opinión, declarándolos y
reconociéndolos (como a todas las demás naciones) en guerra enemigos, y en paz
amigos, hermanos y compatriotas.
En atención a todas estas sólidas, públicas e incontestables razones de
política, que tanto persuaden la necesidad de recobrar la dignidad natural, que
el orden de los sucesos nos ha restituido, en uso de los imprescriptibles
derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación
que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos, creemos que
no podemos ni debemos conservar los lazos que nos ligaban al gobierno de
España, y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados
para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre las potencies
de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan y
a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio
bien y utilidad.
Sin embargo de que conocemos las dificultades que trae consigo y las
obligaciones que nos impone el rango que vamos a ocupar en el orden político
del mundo, y la influencia poderosa de las formas y habitudes a que hemos
estado, a nuestro pesar, acostumbrados, también conocemos que la vergonzosa
sumisión a ellas, cuando podemos sacudirlas, sería más ignominiosa para
nosotros, y más funesta para nuestra posteridad, que nuestra larga y penosa
servidumbre, y que es ya de nuestro indispensable deber proveer a nuestra
conservación, seguridad y felicidad, variando esencialmente todas las formas de
nuestra anterior constitución.
Por tanto, creyendo con todas estas razones satisfecho el respeto que
debemos a las opiniones del género humano y a la dignidad de las demás
naciones, en cuyo número vamos a entrar, y con cuya comunicación y amistad
contamos, nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela,
poniendo por testigo al Ser Supremo de la justicia de nuestro proceder y de la
rectitud de nuestras intenciones, implorando sus divinos y celestiales
auxilios, y ratificándole, en el momento en que nacemos a la dignidad, que su
providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres, creyendo y
defendiendo la santa, católica y apostólica religión de Jesucristo. Nosotros,
pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de
Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y
deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e
independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la
Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o
representantes, y que como tal Estado libre e independiente tiene un pleno
poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de
sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar alianzas, arreglar
tratados de comercio, límite y navegación, hacer y ejecutar todos los demás
actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes.
Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne
declaración, demos y empeñamos mutuamente unas provincias a otras, nuestras
vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional.
Dada en el Palacio Federal y de Caracas, firmada de nuestra mano,
sellada con el gran sello provisional de la Confederación, refrendada por el
Secretario del Congreso, a cinco días del mes de julio del año de mil
ochocientos once, el primero de nuestra independencia.
Por la provincia de Caracas, Isidoro Antonio López Méndez, diputado de
la ciudad de Caracas; Juan Germán Roscio, por el partido de la villa de
Calabazo; Felipe Fermín Paul, por el partido de San Sebastián; Francisco Javier
Ustáriz, por el partido de San Sebastián; Nicolás de Castro, diputado de
Caracas; Juan Antonio Rodríguez Domínguez, Presidente, diputado de Nutrias, en
Barinas; Luis Ignacio Mendoza, Vicepresidente, diputado de Obispos, en Barinas;
Fernando de Peñalver, diputado de Valencia; Gabriel Pérez de Pagola, diputado
de Ospino; Salvador Delgado, diputado de Nirgua; el Marqués del Toro, diputado
de la ciudad de El Tocuyo; Juan Antonio Díaz Argote, diputado de la Villa de
Cura; Gabriel de Ponte, diputado de Caracas; Juan José Maya, diputado de San
Felipe; Luis José de Cazorla, diputado de Valencia; doctor José Vicente Unda,
diputado de Guanare; Francisco Javier Yanes, diputado de Araure; Fernando
Rodríguez del Toro, diputado de Caracas; Martín Tovar Ponte, diputado de San
Sebastián; Juan Toro, diputado de Valencia; José Ángel de Álamo, diputado de
Barquisimeto; Francisco Hernández, diputado de San Carlos; Lino de Clemente,
diputado de Caracas.
Por la provincia de Cumaná, Francisco Javier de Mayz, diputado de la
capital; José Gabriel de Alcalá, diputado de ídem; Juan Bermúdez, diputado del
Sur; Mariano de la Cova, diputado del Norte.
Por la de Barcelona, Francisco Miranda, diputado del Pao; Francisco
Policarpo Ortiz, diputado de San Diego.
Por la de Barinas, Juan Nepomuceno de Quintana, diputado de Achaguas; Ignacio
Fernández, diputado de la capital de Barinas; Ignacio Ramón Briceño, representante
de Pedraza; José de Sata y Bussy, diputado de San Fernando de Apure; José Luis
Cabrera, diputado de Guanarito; Ramón Ignacio Méndez, diputado de Guasdualito;
Manuel Palacio, diputado de Mijagual.
Por la de Margarita, Manuel Plácido Maneyro.
Por la de Mérida, Antonio Nicolás Briceño, diputado de Mérida; Manuel
Vicente de Maya, diputado de La Grita.
Por la de Trujillo, Juan Pablo Pacheco.
Por la villa de Aragua, provincia de Barcelona, José María Ramírez.
Refrendado: Hay un sello. Francisco Isnardy, Secretario.
¡FELIZ 5 DE JULIO!
Alejandra Villegas
ADI 142 VEROES, YARACUY
@Alejacandanga
@LealVerdadVzla
@ComunaUHAO
@CBT_Veraz
𝗖𝗼𝗺𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗕𝗼𝗹𝗶𝘃𝗮𝗿𝗶𝗮𝗻𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗧𝗲𝗹𝗲𝗰𝗼𝗺𝘂𝗻𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 #cвт☆
"Para Nosotros la Patria es el Planeta Tierra...nuestra enseña, la independencia y libertad! " Un Mundo Mejor es Posible! #ChavezVive! MBR200 ⓟⓢⓤⓥ Telegram: https://t.me/LealVerdad