ENTRE LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN HAY UN ABISMO INFRANQUEABLE
La prolongada lucha de la Religión contra la Ciencia, se agudiza en el Siglo XVI, persistiendo hasta nuestros días.
Los altos círculos teológicos han propalado la existencia de "muy armoniosas relaciones" entre la Religión y la Ciencia, esto es absolutamente falso.
A través de la Historia, comprobamos, que nunca, ni en el pasado, ni en el presente han existido "esas armoniosas relaciones", ya que la misma Historia nos enseña que la Ciencia, a través de su evolución y progreso, ha sufrido la más temeraria hostilidad; absurdas reprensiones, negaciones "a priori", condenaciones estúpidas y la más titánica aberración , no hallándose ni una sola página en donde las turbas conventuales esgrimiendo la Biblia como infalible arma divina, no maniobrasen en contra del Espíritu Científico, socavando, aniquilando, destruyendo, aplastando los brotes luminosos de la Ciencia. De ello da fe: Servet, Paracelso, Vesalio, Falopio, Copérnico , Galileo y otros muchos investigadores, quienes de forma diversa sufrieron los rigores de la ignorancia que engendra la religión en el hombre y la mujer.
Los hombres y mujeres que han tenido oportunidad de ilustrase, saben de la lid llevada a efecto contra el fanatismo religioso, pero los hombres y mujeres del Pueblo, carentes de esa ilustración y cultura, poco o nada han sabido de este conflicto. Bertrand Rusell, al respecto anota:
"Entre la Ciencia y la Religión hubo (y hay actualmente) un prolongado conflicto (Metodológico), del que la Ciencia salió vencedora. Este conflicto ocurre porque la Ciencia pone en duda los credos, dogmas y ritos de la Religión, lo que debilita la autoridad y renta de los Sacerdotes; éstos argumentaban que la Ciencia minaba la moral, puesto que los deberes morales se deducían por los Clérigos, de los dogmas religiosos. Los Gobernantes de los Estados, feudos de la religión, al igual que los Sacerdotes de las religiones, sintieron que tenían buenas razones para temer la enseñanza revolucionaria de los hombres y mujeres de Ciencia".
No hay duda, el más difícil obstáculo con que tropieza la Ciencia, es el fanatismo religioso. Nos parece escuchar al Conde de Buffón, gritar, que, la Facultad Teológica de la Soborna de París, le rechazó catorce proposiciones consideradas hoy como valiosas conquistas del saber humano, tachándolas de "reprensibles y contrarias al credo de la Iglesia Cristiano-Católica". No sólo el clericalismo del Vaticano se constituyó en adversario de la Ciencia, también las Congregaciones Cismáticas (Protestantes), ramas del mismo árbol de la Religión Cristiano-Católica, dispararon su artillería condenatoria contra los investigadores racionalistas; Lutero decía: "El Pueblo presta oídos a un Astrónomo advenedizo que ha tratado de demostrar que la Tierra se mueve, no el Sol, la Luna y el Cielo o Firmamento. Quien quiera aparecer más inteligente, debe idear algún nuevo Sistema que será sin duda, el mejor de todos. Este necio quiere poner al revés toda la ciencia astronómica; pero las Sagradas Escrituras nos dicen que Josué mandó detener al Sol y no a la Tierra".
Calvino, citando un versículo de la Biblia: "Afirmó también al Mundo, que no se moverá" (Sal., XCIII, I) y concluía de modo triunfante: "¿Quién se atreve a colocar la autoridad de Copérnico sobre la del Espíritu Santo?"
Los religiosos seguidores de la doctrina aristotélica, rehusaban mirar por el Telescopio y sostenían que las Lunas de Júpiter eran una ilusión. El Sacerdote Clavius decía que: "Para ver los Satélites de Júpiter, los hombres tienen que hacer un instrumento que podía haberlos creado".
En la Universidad de Salamanca, el Poeta Torres de Villarreal, no encontraba ni una sola Obra de Geografía, y cuando hablaba de Matemática, los discípulos le decían que eran cosas de sortilegio, ciencia del Diablo que únicamente podía entenderse untándose con el ungüento que usan los brujos".
"Más queremos errar con San Clemente, San Basilio y San Agustín, que acertar con Descartes y Newton", decía un famoso Teólogo de Sevilla.
Cuando el clericalismo inquisitorial la emprendió con la Astronomía, no hizo otra cosa sino ratificar sus anteriores negaciones en oposición a la Ciencia coperniana; "Es absurda, falsa en filosofía y desde el punto de vista teológico, al menos opuesta a la verdadera fe". El Jesuíta Melchor Inchofer sostenía que: "La opinión del movimiento de la Tierra es de todas las herejías, la más abominable, la más perniciosa, la más escandalosa". Hasta que punto llegaría la temeridad religiosa en contra de los investigadores científicos, que Descartes, aterrado huyó a Holanda, cuando supo la condenación de Galileo. Todo cuanto se oponía al credo sacerdotal, era penado con el cautiverio, o con las agonías en las terroríficas salas de torturas, o con las siniestras fogatas encendidas en las Plazas públicas. El clericalismo de la religión Cristiano-Católica sembraba el pánico en los hombres y las mujeres, pero, aún así, la Ciencia salió siempre victoriosa.
Entre la Ciencia y la Religión, hay un abismo infranqueable, el Espíritu Científico marcha siempre lento, cauteloso, pesando, calculando, analizando todo; porque sabe que toda Hipótesis y Teoría tarde o temprano, necesita la enmienda necesaria, y una plena libertad de discusión. La Religión, en cambio, está aferrada a dogmas, creencias y supersticiones milenarias. Hoy se encuentra en el mismo sitio que hace miles de años, aferrada a sus dogmas. La Religión es híbrida, estéril, negativa e infecunda.
El credo religioso difiere de la Teoría científica porque aquél pretende encarnar una verdad eterna y absolutamente cierta, mientras que la Ciencia es siempre provisional, esperando que haya necesidad de modificar sus teorías presentes,consciente de que su Método es lógicamente incapaz de llegar a una demostración completa y final. (1)
(1) Extracto de la Obra: "JESÚS HOMBRE Y NO DIOS", Autor : Maestro Juez Joaquín Trincado, pp. 36-39
Alejandra Avillegarrid
@avillegarrid
. sSs 💤🌟. *
. [ (-.-) ] 🌙
—o-o—*
| 💗💗 |. ✨*
| 💗💗 |*.